
El cerro de Chapulín es el promontorio más elevado dentro del centro del Valle de México; sus laderas han sido lugar de defensa, sitio sagrado, observatorio y lugar de recreo para los habitantes de la ciudad desde antes de que ésta fuera tal. Los primeros rastros de actividad humana en Chapultepec se remontan a hace más de tres mil años; estos habitantes del Preclásico prefirieron el lugar por la pureza de sus agua y su variedad de especies animales.
Antes de la llegada de los españoles, los manantiales de Chapultepec proveían de agua potable a Tenochtitlan; hubo un acueducto para llevar el agua al centro de la ciudad hasta que el venero se secó, a fines del siglo XIX; a orillas del manantial los Mexicas construyeron jardines, palacio y baños. Cuando Hernán Cortés pretendió apropiarse del lugar, el bosque fue donado a la ciudad de México a perpetuidad por Carlos V, en 1530. Aún le pertenece al pueblo y le corresponde su conservación. La restauración del Castillo ha permitido una importante investigación arqueológica en el Cerro del Chapulín. En la ladera sur del cerro se encontraron restos humanos e instrumentos de más de 3.000 años. El cerro fue lugar de recreo desde tiempos de Izcóatl; sobre la roca de la ladera oriente hay restos de petroglifos con caras efigies de cuando menos tres monarcas y otros personajes notables, hechos para ser iluminados por el sol naciente. En la cima hubo un Adoratorio.
En 1466, Motēuczōma Ilhuicamina (en Nahuatl) construyó un acueducto de dos vías que llevaba agua potable hasta la ciudad —uno llevaba el agua mientras el otro se saneaba y limpiaba; midió casi cuatro mil metros y tuvo 904 arcos. El trozo de acueducto de la Avenida Chapultepec, del que se conservaron unos arcos sobre la antigua Calzada Belén, es colonial; llevaba el líquido desde el manantial hasta la fuente del Salto del Agua, en el cruce del Eje Central e Izazaga. En el baño de Moctezuma hubo temazcales, canales para acopio de agua, fuentes, cascadas artificiales, cajas de agua o contenedores, estanques de peces. Sólo se conservan restos de La Alberca y de algunos muros de contención.
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