jueves, 11 de marzo de 2010

LAS GUERRAS FLORIDAS


Las guerras floridas (Xochiyaoyotl en náhuatl) fueron la cacería divina del hombre mesoamericano hecha por el dios Sol. Para el hombre prehispánico el sol, al salir en el oriente, mataba con las flechas de sus cuatrocientos (innumerables) rayos de luz a las cuatrocientas estrellas. Vencía a la Noche y se hacía el Día. Era un guerrero celeste, Ilhuicamina, flechador del cielo. Como el águila es el ave suprema cazadora del cielo, ella representa al sol. El águila desciende sobre el nopal, y atrapa en sus garras las tunas florecidas que representan al corazón del hombre, el cuauhnochtli, la tuna del águila.
La guerra era muy común en el mundo de los Aztecas. Siempre ellas tenían que defender su tierra y aumentar su región de México. Pero había una base para la guerra en su religión (el sol necesitaba sangre y sacrificio para mantenerse). Por eso, los cautivos de los Aztecas eran muy importantes para los ritos religiosos. Y los sacerdotes Aztecas siempre necesitaban más

HUITZILIHUITL


Huēhueh Huītzilihhuitl (náhuatl [weːwe wiːts͡liʔwitɬ ͡] '[el] anciano pluma de colibrí') (1227-1299), se considera el primer tlahtoani mexica, pero ya su padre era de la nobleza de Xaltocan. Es enumerado como el octavo caudillo mexica. Nació en Tizayocan en 1227, hijo de Tozcuecuextli y Tlaquilxochitzin, nieto de Tlahuizcalpotonqui señor de Tzompanco. Acompaño a su padre durante la migración hasta fundar Huixachtitlan en 1240, durante la guerra contra Pantitlan en 1247 ya contaba con 21 años y sobresalió como guerrero al lado de Tecpactzin.
Continuó su preparación como noble para sustituir a su padre cuando muriera, lo que ocurrió en 1272. Para ese entonces los mexitin estaban distribuidos por los reinos de Tenayuca, Azcapotzalco y ColhuacanHuitzilihuitl en 1274 funda una nueva capital a la que llama Cuauhmixtitlan. Los mexitin cobran importancia y su población aumenta considerablemente; poniendo sus ojos en Chapoltepec, centro económico y de intercambio además de sus recursos naturales, hablan con Azcapotzalco para conocer su parecer, están de acuerdo los tepanecas solo que el lugar lo tienen consecionado a los matlatzincas y dejan que entre ellos "se arreglen
Huitzilihuitl logra una Triple Alianza Huīxachtitlan-Cuauhmixtitlan-Chapoltēpec, los reinos vecinos temiendo el auge de este pueblo planean un ataque; Xaltocan por el norte, Chalco y Colhuacan por el sur, Azcapotzalco inteligentemente se mantiene neutral. Arrasan Chapoltepec en 1299 y capturan a Huitzilihuitl junto a sus hijas Chimalxochitzin y Tozpanxochitzin, está última es llevada a Xaltocan para su sacrificio; la primera es exhibida desnuda y humillada en Colhuacan donde posteriormente es sacrificada al lado de su padre, a Huitzilihuitl quien gobernó 27 años, solo le sobreviven otra hija Cohuaxochitzin y un hombre Acolnahuacatl, quien huye y nunca vuelve;

CHAPULTEPEC


El cerro de Chapulín es el promontorio más elevado dentro del centro del Valle de México; sus laderas han sido lugar de defensa, sitio sagrado, observatorio y lugar de recreo para los habitantes de la ciudad desde antes de que ésta fuera tal. Los primeros rastros de actividad humana en Chapultepec se remontan a hace más de tres mil años; estos habitantes del Preclásico prefirieron el lugar por la pureza de sus agua y su variedad de especies animales.
Antes de la llegada de los españoles, los manantiales de Chapultepec proveían de agua potable a Tenochtitlan; hubo un acueducto para llevar el agua al centro de la ciudad hasta que el venero se secó, a fines del siglo XIX; a orillas del manantial los Mexicas construyeron jardines, palacio y baños. Cuando Hernán Cortés pretendió apropiarse del lugar, el bosque fue donado a la ciudad de México a perpetuidad por Carlos V, en 1530. Aún le pertenece al pueblo y le corresponde su conservación. La restauración del Castillo ha permitido una importante investigación arqueológica en el Cerro del Chapulín. En la ladera sur del cerro se encontraron restos humanos e instrumentos de más de 3.000 años. El cerro fue lugar de recreo desde tiempos de Izcóatl; sobre la roca de la ladera oriente hay restos de petroglifos con caras efigies de cuando menos tres monarcas y otros personajes notables, hechos para ser iluminados por el sol naciente. En la cima hubo un Adoratorio.
En 1466, Motēuczōma Ilhuicamina (en Nahuatl) construyó un acueducto de dos vías que llevaba agua potable hasta la ciudad —uno llevaba el agua mientras el otro se saneaba y limpiaba; midió casi cuatro mil metros y tuvo 904 arcos. El trozo de acueducto de la Avenida Chapultepec, del que se conservaron unos arcos sobre la antigua Calzada Belén, es colonial; llevaba el líquido desde el manantial hasta la fuente del Salto del Agua, en el cruce del Eje Central e Izazaga. En el baño de Moctezuma hubo temazcales, canales para acopio de agua, fuentes, cascadas artificiales, cajas de agua o contenedores, estanques de peces. Sólo se conservan restos de La Alberca y de algunos muros de contención.

martes, 2 de marzo de 2010

MAYA


La civilización maya habitó una vasta región ubicada en Norte y Centroamérica, geográficamente en Norteamérica pero denominada Mesoamérica, en el territorio hoy comprendido por cinco estados del sureste los Estados Unidos Mexicanos que son, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán; y en América Central, en los territorios actuales de Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador, con una historia de aproximadamente 3.000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La Conquista española de los pueblos mayas se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el Clásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá, (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente) Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes y los palacios, lugares de gobierno y residencia de los nobles, siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban Tetún, o “tres piedras”), que describen a los gobernantes junto a textos logográficos que describen sus genealogías, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.

TEOTIHUACAN


Teotihuacan (náhuatl: Teōtihuácān, 'Lugar donde fueron hechos los dioses' )?1 es el nombre dado por los mexicas a los restos de centro urbano antiguo de Mesoamérica anterior a ellos y que en alcanzó mayor apogeo durante el periodo Clásico2 y actualmente una zona arqueológica localizada en el valle del mismo nombre, que forma parte de la Cuenca de México. Dista a unos 40 kilómetros al noreste de la Ciudad de México y forma parte de los municipios de San Juan Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, en el noreste del estado de México. Aunque la ciudad llegó a tener una superficie de aproximadamente 21 km2, en la actualidad el conjunto de monumentos arqueológicos que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original. Llegó a contar con una población de entre 150 y 200 mil habitantes en su época de mayor esplendor.
Desde el periodo mesoamericano, la ciudad de Teotihuacan fue objeto del interés de los pueblos que sucedieron a los teotihuacanos en Mesoamérica. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan se han descubierto numerosas reliquias de origen teotihuacano, por lo que se ha llegado a la conclusión de que entre los primeros exploradores del yacimiento arqueológico se encuentran los propios mexicas. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se restauraron los monumentos más sobresalientes de la ciudad: los basamentos hoy conocidos como Pirámide del Sol y Luna, localizados en las inmediaciones de la Calzada de los Muertos, llamada así por investigadores de principios del siglo XX.

ORION


Orión, (el Cazador), es una constelación prominente, quizás la mejor conocida del cielo. Sus estrellas brillantes y visibles desde ambos hemisferios hacen que esta constelación sea reconocida universalmente (visible durante el invierno en el hemisferio norte, verano en hemisferio sur).
Orión se encuentra cerca de la constelación del río Eridanus y apoyado por sus dos perros de caza Canis Maior y Canis Minor peleando con la constelación del Tauro.

PETRA


Petra (en árabe, البتراء al-Batrā´) es un importante enclave arqueológico en Jordania, y la capital del antiguo reino nabateo. El nombre de Petra proviene del griego πέτρα que significa piedra, y su nombre es perfectamente adecuado; no se trata de una ciudad construida con piedra, sino, literalmente, excavada y esculpida en la piedra.
El asentamiento de Petra se localiza en un valle angosto, al este del valle de la Aravá que se extiende desde el mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba. Los restos más célebres de Petra son sin duda sus construcciones labradas en la misma roca del valle (hemispeos), en particular, los edificios conocidos como la Khazneh (la Tesorería) y el Deir (el Monasterio).
Fundada en la antigüedad hacia el final de siglo VII a. de C. por los edomitas, fue ocupada en el siglo VI a. de C. por los nabateos que la hicieron prosperar gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.
Hacia el siglo VIII, el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes. Cayó en el olvido en la era moderna, y el lugar fue redescubierto para el mundo occidental por un explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt en 1812.
Numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único que a partir del 6 de diciembre de 1985, está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La zona que rodea el lugar es también, desde 1993, Parque Nacional arqueológico.
Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.