La reina Victoria (Londres, 24 de mayo de 1819 - Isla de Wight, 22 de enero de 1901) fue Reina del Reino Unido y de Irlanda desde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV del Reino Unido, el 20 de junio de 1837, hasta su propia muerte el 22 de enero de 1901, y la primera Emperatriz de la India desde el 1 de enero de 1877 también hasta su muerte.
La reina Victoria es tatarabuela de la reina Isabel II del Reino Unido, el rey Juan Carlos I de España y de su consorte la reina Sofía de Grecia, la reina Margarita II de Dinamarca, el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y el rey Harald V de Noruega . Reinó durante casi 64 años, siendo el suyo el reinado más largo de la historia de Gran Bretaña. El reinado de Victoria estuvo marcado por la gran expansión del Imperio Británico. La Era Victoriana -como se denominó a su reinado- estuvo caracterizada por la Revolución industrial, un período de cambios significativos a nivel social, económico y tecnológico en el Reino Unido; estos cambios acabaron por consolidar al Reino Unido como la primera potencia de su época.
Victoria, cuya ascendencia era casi exclusivamente alemana (excepto por su antepasado, Sofía de Hannover, descendía también por línea femenina de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra), y fue la última monarca de la Casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, pertenecía a la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha.
En 1835, a los 16 años de edad, Victoria conoció a su futuro esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, quien además era su primo. El rey Guillermo IV desaprobó la unión, pero sus objeciones no dieron el menor resultado en los jóvenes. Algunos historiadores alegan que Alberto no estaba enamorado entonces de la joven princesa, y que las razones que tenía para aceptar el enlace fueron ganar un buen estatus social (pues era sólo un oscuro príncipe alemán) o bien un alto sentido del deber y lealtad a su familia (la cual deseaba el enlace). Cualesquiera que fueran las razones que tuvo Alberto para aceptar el matrimonio, éste, con el paso de los años, demostró ser extremadamente feliz.
El rey Guillermo IV falleció el 20 de junio de 1837, siendo sucedido por la princesa Victoria. Como ella ya había cumplido los 18 años, no era necesaria una regencia. Debido a que la Ley Sálica imperaba en Hanóver, este trono pasó a su tío menor, el duque de Cumberland, terminando así la unión entre el Reino Unido y Hanóver existente desde 1714. Mientras la joven reina no tuvo hijos, el duque de Cumberland fue el presunto heredero del trono. Victoria fue coronada reina en la abadía de Westminster, el 28 de junio de 1838.
Al momento de su ascensión al trono, el Gobierno estaba controlado por los Whig, los cuales venían detentando el poder, salvo algunos pequeños intervalos, desde 1830. El Primer Ministro Whig, Lord Melbourne, ejerció desde el comienzo una poderosa influencia sobre la políticamente inexperta soberana, quien acudía a él constantemente por consejos y ayuda (la confianza entre ambos llegó a ser tanta que algunos maledicentes se referían a la reina como la "Sra. Melbourne"). El ministerio de Melbourne, sin embargo, no duraría mucho tiempo; crecía rápidamente en impopularidad y se mostraba incapaz de controlar las colonias británicas. En Canadá, el Reino Unido tuvo que reprimir una serie de rebeliones (ver Rebeliones de 1837), y en Jamaica, las autoridades locales protestaron contra las medidas inglesas no reconociendo ninguna ley dictada por el Parlamento. En 1839, ante la incapacidad de poder controlar estos contratiempos, Lord Melbourne renunció.
La reina comisionó al Tory Sir Robert Peel la tarea de formar el nuevo Gabinete, pero pronto entró en disputas con éste debido a la Crisis de las Damas de Cámara. Para ese entonces, la conformación de la corte real estaba regida por el sistema de patronazgo (es decir, el Primer Ministro escogía a los miembros que servirían a la reina entre sus partidarios). Muchas de las damas de cámara de la reina eran esposas de Whigs, y Sir Robert Peel exigía que fueran reemplazadas por esposas de Tories. Victoria se negó rotundamente a destituir a las damas de sus cargos, pues las había llegado a considerar amigas muy cercanas. Sir Robert Peel sentía que no podía gobernar bajo las restricciones impuestas por la reina y finalmente renunció al cargo de Primer Ministro, dejándole el camino libre a Lord Melbourne para retornar al poder
La reina Victoria es tatarabuela de la reina Isabel II del Reino Unido, el rey Juan Carlos I de España y de su consorte la reina Sofía de Grecia, la reina Margarita II de Dinamarca, el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y el rey Harald V de Noruega . Reinó durante casi 64 años, siendo el suyo el reinado más largo de la historia de Gran Bretaña. El reinado de Victoria estuvo marcado por la gran expansión del Imperio Británico. La Era Victoriana -como se denominó a su reinado- estuvo caracterizada por la Revolución industrial, un período de cambios significativos a nivel social, económico y tecnológico en el Reino Unido; estos cambios acabaron por consolidar al Reino Unido como la primera potencia de su época.
Victoria, cuya ascendencia era casi exclusivamente alemana (excepto por su antepasado, Sofía de Hannover, descendía también por línea femenina de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra), y fue la última monarca de la Casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, pertenecía a la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha.
En 1835, a los 16 años de edad, Victoria conoció a su futuro esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, quien además era su primo. El rey Guillermo IV desaprobó la unión, pero sus objeciones no dieron el menor resultado en los jóvenes. Algunos historiadores alegan que Alberto no estaba enamorado entonces de la joven princesa, y que las razones que tenía para aceptar el enlace fueron ganar un buen estatus social (pues era sólo un oscuro príncipe alemán) o bien un alto sentido del deber y lealtad a su familia (la cual deseaba el enlace). Cualesquiera que fueran las razones que tuvo Alberto para aceptar el matrimonio, éste, con el paso de los años, demostró ser extremadamente feliz.
El rey Guillermo IV falleció el 20 de junio de 1837, siendo sucedido por la princesa Victoria. Como ella ya había cumplido los 18 años, no era necesaria una regencia. Debido a que la Ley Sálica imperaba en Hanóver, este trono pasó a su tío menor, el duque de Cumberland, terminando así la unión entre el Reino Unido y Hanóver existente desde 1714. Mientras la joven reina no tuvo hijos, el duque de Cumberland fue el presunto heredero del trono. Victoria fue coronada reina en la abadía de Westminster, el 28 de junio de 1838.
Al momento de su ascensión al trono, el Gobierno estaba controlado por los Whig, los cuales venían detentando el poder, salvo algunos pequeños intervalos, desde 1830. El Primer Ministro Whig, Lord Melbourne, ejerció desde el comienzo una poderosa influencia sobre la políticamente inexperta soberana, quien acudía a él constantemente por consejos y ayuda (la confianza entre ambos llegó a ser tanta que algunos maledicentes se referían a la reina como la "Sra. Melbourne"). El ministerio de Melbourne, sin embargo, no duraría mucho tiempo; crecía rápidamente en impopularidad y se mostraba incapaz de controlar las colonias británicas. En Canadá, el Reino Unido tuvo que reprimir una serie de rebeliones (ver Rebeliones de 1837), y en Jamaica, las autoridades locales protestaron contra las medidas inglesas no reconociendo ninguna ley dictada por el Parlamento. En 1839, ante la incapacidad de poder controlar estos contratiempos, Lord Melbourne renunció.
La reina comisionó al Tory Sir Robert Peel la tarea de formar el nuevo Gabinete, pero pronto entró en disputas con éste debido a la Crisis de las Damas de Cámara. Para ese entonces, la conformación de la corte real estaba regida por el sistema de patronazgo (es decir, el Primer Ministro escogía a los miembros que servirían a la reina entre sus partidarios). Muchas de las damas de cámara de la reina eran esposas de Whigs, y Sir Robert Peel exigía que fueran reemplazadas por esposas de Tories. Victoria se negó rotundamente a destituir a las damas de sus cargos, pues las había llegado a considerar amigas muy cercanas. Sir Robert Peel sentía que no podía gobernar bajo las restricciones impuestas por la reina y finalmente renunció al cargo de Primer Ministro, dejándole el camino libre a Lord Melbourne para retornar al poder
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